sábado, 22 de agosto de 2015

Taller ES TIEMPO DE VOLVER A CASA- Más allá del perfeccionismo


     MÁS ALLÁ DEL PERFECCIONISMO

SÁBADO 29 DE AGOSTO DE 15 A 18 HORAS

 ¿Cuál es mi modelo de cómo debería ser yo?
¿Cómo deberían ser los demás?
¿Cómo creo que debería ser mi vida para que sea perfecta?
  
 ¿Para qué creo que tengo que ser perfecta/o,  y cumplir con determinado ideal social, estético, familiar, etc?
¿Qué es lo que busco con eso? ¿Para qué lo hago?

¿Qué pasaría si me aceptara completamente tal como soy hoy? ¿Qué pasaría si aceptara la vida y a los demás tal como son hoy? 


Vamos a explorar estas preguntas como puntos de partida, de la mano del trabajo corporal bioenergético, la meditación y las técnicas de autoconocimiento. 



Uno de los grandes desafíos de ser humanos es aceptar la imperfección de la vida, aceptar nuestra propia imperfección y la de los demás. En un nivel consciente creemos que la aceptamos, pero si ahondamos en lo más profundo de nuestras reacciones emocionales, solemos encontrar esa resistencia.
Una forma de detectar cuando el perfeccionismo está actuando en nosotros, es tomar conciencia de cómo reaccionamos cada vez que no nos sentimos a la altura del modelo que hemos construido de lo que deberíamos ser, lo que debería ser nuestra vida y lo que deberían ser los demás. Desde este lugar, cuando nos comparamos con ese ideal nos vemos débiles, carentes, incapaces, pequeños, nos miramos con desagrado, crítica y desamor sin tomar en cuenta todas las cosas que hemos logrado, todos los dones y aspectos maravillosos que tenemos, todo lo bueno que hemos creado y toda la riqueza que somos. Así mismo, vamos a tender a rechazar y desaprobar a los demás cada vez que no cumplan con esos modelos o ideales. Esto también puede aplicarse a la forma en la que miramos nuestra vida cuando no es lo que debería ser.
El perfeccionismo tiene la cualidad de ser insaciable por naturaleza, nunca son suficientes nuestros logros, realizaciones, talentos, capacidades, nunca es suficiente lo que somos para ser dignos de ser amados y reconocidos. Siempre hay algo más que falta. Esta misma actitud está presente en nuestra relación con la vida y con los demás. La vida nunca es suficiente, el otro nunca es suficiente. Esta búsqueda de perfección también se manifiesta en la forma en que buscamos el éxito, la gloria y el triunfo, la manera en la que escondemos nuestras fallas, debilidades e imperfecciones, pretendiendo a toda costa mostrarnos mejores de lo que realmente sentimos que somos. Otra forma de manifestarse es cuando queremos que la vida sea a nuestro antojo y no estamos dispuestos a pasar por ninguna frustración ni experimentar ninguna restricción, que no existan los problemas ni las limitaciones en nada.
Reconocer todos estos aspectos internos es de vital importancia para poder ir más allá del perfeccionismo, para dejar de identificarnos con esa voz implacable que nunca está conforme con lo que somos, nada le basta para colmarse y encontrar satisfacción. 







Debajo de estas actitudes compensatorias se encuentra un yo que se siente débil, inseguro, desvalido e insuficiente, haga lo que haga. Un yo que se siente vacío, indigno y carente de amor y valor. Detrás del perfeccionismo se encuentra un niño que no sabe cómo lidiar con el dolor y la frustración, un niño que busca el placer y el amor total, siempre y en todo momento. En esencia, ese niño interno tiene grabado en lo profundo del alma, el recuerdo de la unión con la Fuente y de la vida en otros planos de conciencia equiparables a nuestra noción de Paraíso, pero el plano terrestre ofrece límites y dificultades, falencias y dualidad, ofrece transitar la imperfección e integrarla, ofrece un camino de evolución en nuestra capacidad de amar y abrazar los opuestos (placer-dolor, bien-mal, luz-oscuridad, felicidad-infelicidad, vida-muerte...).
 Detrás del perfeccionismo suele estar la creencia de que si somos perfectos y la vida es perfecta seremos amados y felices. También se encuentra implícita la búsqueda y la necesidad de amor, el anhelo de ser amados sin tener que hacer ningún esfuerzo para ello, ser amados sin tratar de hacer nada para impresionar a nadie ni para conseguir aprobación, respeto o admiración, ser amados simplemente por existir, por ser lo que somos, sólo por nuestra simple presencia. Todos anhelamos eso en lo profundo.

El trabajo con la disolución del perfeccionismo es el trabajo con el Amor. Es contactar nuestra capacidad para amarnos sin condiciones, para amar lo que Es sin condiciones. Dejar de lado la actitud: “Si sos o haces tal o cual cosa te voy a amar, sino no”, esta actitud la ejercemos sobre nosotros mismos y sobre los demás. “Si sucede tal o cual cosa y la vida es como yo quiero seré feliz sino no”.Para transformar esta tendencia, en principio necesitamos reconocer que existe, y tomar conciencia de cómo funciona y cuánto nos condiciona, ver sus efectos en nuestra vida, en nuestras relaciones, ver los costos que pagamos.Es necesario llegar a esa comprensión e ir gradualmente eligiendo el amor a cada momento, eligiendo hacer espacio a cada aspecto que nos habita,  cada cualidad, incluyendo nuestro perfeccionismo y nuestras imperfecciones. Incluir Todo lo que Es Tal Cual Es. Ese es un buen marco para realizar cualquier cambio que necesitamos, desde un lugar de amor.
Nuestra capacidad para la alegría, la plenitud y la felicidad aumentan en la misma medida en que aceptamos la imperfección.
Los invito el sábado 29 de agosto para poner en marcha nuevamente el ejercicio cotidiano del corazón, que se abre cada vez más a la vida y a todo lo que ES.


Estudio en zona Nuñez-Saavedra. Capital Federal.  BUENOS AIRES

Para inscripciones y detalles contactar por mensaje privado o al celular 1535192654

Traigan ropa cómoda y algo para tomar nota

 Bienvenidos!!

Coordina: Silvia Merlo (terapeuta corporal, terapeuta transpersonal)




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