sábado, 12 de septiembre de 2015

CUENTO CONMIGO




Este es un texto que escribí en el año 1990 y fue publicado en la revista Uno Mismo en 1991. Aún me sigue resonando, se los comparto:

“…Entonces comprendí mi cansancio de años, sentí toda mi tristeza junta, mi mundo de sueños se desvaneció de repente y sin aviso.
Debajo de mis velos en tecnicolor ahí estaba, llorando perdida en mi dolor, aferrada a la rama de un árbol muerto y con los pies colgados en el aire.
Allí abajo vi el río esperándome para llevarme en su corriente, llamándome para que me suelte y confíe. Sentí pánico ante la posibilidad de dejarme caer y ser tragada por su caudal impredecible, terror de disolverme y morir desintegrada en pedazos. Seguir resistiendo se volvía insoportable. ¿Qué iba a hacer?...Me pregunté: ¿Cómo llegué hasta aquí? Y un vacío se apoderó de mi mente.”
Nunca antes había imaginado encontrarme así, cara a cara con mi vida sin adornos, sin disfraces. Finalmente, vivir como yo siempre quise es mi elección, es mi total responsabilidad. Recuerdo a un pájaro blanco que una noche apareció en mi sueños y desplegando sus alas me dijo: “El secreto está en abrir la mano y dejar caer tu viejo equipaje…soltar…alivianarte…dejar ir…dejar ser…”   ¡Qué fácil parecía!
A fuerza de cargar pesos muertos, mis maletas si hicieron cada vez más pesadas llevando a cuestas la pena, el miedo, la resignación desesperada, la furia y el dolor, mis antiguas heridas, mis anhelos y la clara sensación de tener algo con qué cubrir mi desnudez más verdadera.
Comprendí que elegir la vida es elegirla sin condiciones. Es decir SI a todo lo que soy en cada instante, en cada relación. Elegir la vida es hacerme fuerte en mi vulnerabilidad y permanecer vulnerable junto a mi fuerza.
Es hacer piel todo aquello que traigo en mi ser desde centurias para plasmarlo y realizarlo, para echar raíces y surgir de la tierra, abriendo mis ramas, soltando la fragancia que me hace única y que me iguala a la existencia.
Sé que entregarme al fluir del río incluye mi disposición para abrirme al dolor, al pánico, a la tristeza, a la furia, a la pasión, al amor, y a cada opuesto. Haciéndole espacio a todo lo que me hace humana, rasgando mi alma, atravesándome, sorprendiéndome, llevándome más allá de mis límites, más allá de lo que conozco y de lo que creo conocer, más acá de lo que puedo concebir…
Comprendí que elegir la vida es tener el valor de perder mis puntos de referencia, mis ideas acerca de mí y del mundo, mis creencias acerca de “lo bueno” y “lo malo”. Y así, entrar más y más profundo en mi propio misterio, en tu propio misterio que se renueva, que muere, renace y se renueva…
Sé que en mi soledad más esencial CUENTO CONMIGO y ya no tengo nada que perder, puedo hacerme libre, acercarme y unificarme a lo esencial del Ser que soy, del Ser que somos.

En cada aquí y ahora está la vida esperándome para llevarme en su corriente, llamándome para que me suelte y confíe.


                                                                       Silvia Merlo     

          



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